Existencia y legitimización en “Jornada de la soltera” de Rosario Castellanos

Andrej Gregus, University of Edinburgh


Andrej graduated from the University of Edinburgh’s Philosophy, Psychology, and Language Sciences Department in 2022 with an undergraduate degree in Philosophy and Linguistics. This article evolved from his final essay for a portion of his Spanish 1B course taught by Dr. Fiona J. Mackintosh, to whose captivating teaching he owes his many thanks.


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No son tantas las prohibiciones explícitas como las expectativas tácitas y supuestamente incuestionables que circunscriben la posición de las mujeres en la sociedad. En la obra poética de Rosario Castellanos, el castigo por no cumplir con las expectativas sociales — de cómo se deben comportar las mujeres y de cómo se deben sentir — se manifiesta sobre todo en la actitud que las mujeres tienen hacia ellas mismas. Por lo tanto, el conflicto entre las mujeres y la sociedad patriarcal es sobre todo un conflicto interno, relacionado con autodesaprobación y sentimientos de autodesprecio. El presente ensayo va a examinar este conflicto interno en el poema de Castellanos llamado “Jornada de la soltera”, que proviene originalmente del poemario Lívida luz (1960).[1] Exploraremos cómo las experiencias de sufrimiento, circularidad, inexistencia corporal, sensaciones de vacío que se plantean en el texto desarrollan la temática de la soltería y esbozan la situación de la mujer dentro de un sistema patriarcal. Sin embargo, argumentaré que hay también un aspecto optimista latente en el poema: la atención sin precedentes que Castellanos le da a la soltera contribuye de una manera performativa a la visibilización y legitimización de todas las mujeres no casadas y sin hijos.

La “Jornada” nos presenta a una mujer soltera que sufre. Desde la primera estrofa podemos observar palabras con connotaciones negativas, como “vergüenza”, “arder” y “terrible” (Castellanos 146-147, verso 1-2), las que se combinan más adelante con imágenes visuales (“ceniza”, 4) y auditivas (“alarido”, 8) en la segunda estrofa para generar una atmósfera de tristeza y desolación. Es obvio que la soltera sufre, lo que podemos relacionar con una falta de estar casada. Consideremos las imágenes fuertes que nos presenta la poeta: “el lecho de agonía” (15), “un sudor de angustia” que “humedec[e] las sábanas” (16). La cama, un símbolo tradicional del matrimonio, está aquí marcado por la soledad y el dolor. Es significativo que Castellanos use la metáfora (en lugar de una figura retórica más débil como, por ejemplo, un símil) para describir el estado melancólico de la soltera: el uso de la metáfora establece una relación fundamental, una relación intrínseca e inextricable, entre la cama vacía sin marido y la tortura emocional. El incumplir con las expectativas sociales de tener un marido no es como una agonía (un símil): es agonía (una metáfora). De hecho, Gloria Vergara propone que Castellanos “ve en la metáfora” como tal “el principio de identidad” (15). Si consideramos la angustia que experimenta la soltera en su cama vacía sin marido como el principio de su identidad, la posición de una soltera en el sistema patriarcal — que les exige a las mujeres que tengan marido — es inevitablemente acompañada por el sufrimiento. El sufrimiento constituye la existencia de la soltera.

Hasta ahora hemos hablado sobre la soltera. Sin embargo, podemos decir que el tema del sufrimiento desarrollado en el poema se puede generalizar a todas las solteras. Si tratamos el título del poema como una sinécdoque, entonces la jornada, llena de tristeza y castigo social, no es solo la situación de una sola persona — es la realidad que ronda a todas las mujeres sin marido. Lo peor es que esta realidad se ve en el poema como algo omnipresente, recurrente, que se reproduce tras una lógica cultural opresiva que condena la soltería. Lo podemos ver en la preponderancia de figuras de repetición que dominan el poema, por ejemplo, las múltiples epizeuxis: “sin mérito y sin fin” (Castellanos, verso 5); “alrededor del fuego, del relato” (7); “cada peña, cada tronco [...] cada rama” (10); “aguarda, aguarda, aguarda” (19). Y también en el paralelismo anafórico de la conjunción “y” en la cuarta y quinta estrofa. Ambas herramientas estilísticas despiertan una sensación de repetición aparentemente sin fin, de recurrencia eternal, casi como si las mujeres solteras estuvieran atrapadas en un ciclo de vida del que no pueden escapar. Esto es tanto más claro si nos damos cuenta del tiempo narrativo del poema: empezamos en la mañana y pasamos el día, la noche, y volvemos otra vez a la mañana. De este modo, los aspectos formales del poema sugieren que el estigma social de no ser casada aprisiona a las mujeres en una trayectoria circular, sin progreso, desarrollo ni fin. Lo único que les presenta es lo mismo una y otra vez.

Hay quienes opinan que este modo cíclico de la vida no es exclusivo de las mujeres célibes, sino que es representativo de todas las mujeres en general. La teórica feminista Julia Kristeva en particular argumenta que estar atrapada en un modo de vida recursivo es algo íntimamente relacionado con “la subjetividad femenina”. Según ella, ser mujer consiste “esencialmente [en] la repetición y la eternidad” (346). Tener hijos significa reproducir la vida y cuidar de ellos día tras día, a través de todas las actividades repetitivas como cocinar, limpiary atender a la familia. Entonces lo que impone a las mujeres el modo de vida repetitivo, sugiere Kristeva, es cumplir con las expectativas sociales.

Pero en el poema de Castellanos, podemos ver un ejemplo de una mujer que no cumple con las expectativas sociales, pero aun así tiene un ritmo de vida que se mueve en un círculo. Lo que nos muestra un aspecto muy interesante de la “Jornada”: el poema afirma la teoría de circularidad de Kristeva y al mismo tiempo la desarrolla y extiende para proponer que la mujer está condenada una y otra vez, si se casa o si no se casa, si tiene hijos o si no los tiene. Aunque la circularidad se basa en la reproducción como destino biológico, no es necesario cumplir con este destino para encontrarse atrapada en una vida cíclica. Como dice Elena Poniatowska, la mujer "sigue atrapada por su condición femenina" (20) como tal. 

Aparte de la circularidad, la mujer soltera en el poema también se caracteriza por su falta de realidad corporal. En la antepenúltima estrofa de “Jornada”, la voz poética describe el cuerpo de la soltera como algo “remoto, inexplorado / planeta que el astrónomo calcula / que existe aunque no ha visto” (Castellanos, versos 22-24). Los epítetos “remoto” e “inexplorado” implican que su cuerpo es algo lejano que se debe encontrar y explorar, conquistar y colonizar. ¿Por quién? Por un hombre, o al menos esto sugiere el género masculino del substantivo “astrónomo”. Esto es reminiscente del discurso freudiano sobre la mujer, que la etiqueta un “continente oscuro” (Martija), es decir, un espacio que presenta dificultades para los teóricos. Se debe notar que esta concepción presupone un punto de vista masculino: lo que importa no es si la mujer se entiende a sí misma, porque ella no tiene ningún estatus autónomo. Lo que da validez a las mujeres es el reconocimiento de un hombre. En un sistema patriarcal, las mujeres solteras o no existen, como un “astro extinguido” (Castellanos, verso 26), o su existencia está reducida a algo nebuloso y apenas real, como un planeta que nadie ha visto. 

Esta noción de la mujer soltera como un fantasma se conecta también con el pensamiento influyente de la teórica francesa Simone de Beauvoir. En su tratado feminista El segundo sexo, de Beauvoir describe la relación entre los sexos como llena de asimetría. Citando Monsieur Benda, dice: “El cuerpo del hombre tiene un sentido en sí mismo, abstracción hecha de la mujer, en tanto que ese último parece desnudo si no se evoca al macho.” En suma, “ella no es nada fuera de lo que el hombre decide” (3). La existencia de la mujer depende completamente del hombre. Si el hombre decide que la mujer no existe, entonces ella no existe. Eso se puede ver en el poema de Castellanos cuando la voz poética dice que la soltera “no puede morir” (verso 21) — el hombre no la tiene en cuenta, así que, según la lógica patriarcal, ella no puede ni comenzar a existir ni dejar de existir. Como resume Fiona Mackintosh, “para morir primero hay que existir, y la sociedad no reconoce la existencia de una mujer sin hijos”. 

Entonces podemos concluir que una mujer soltera no tiene ningún poder desde el punto de vista de la sociedad. Cuando la rodean sus familiares con todas sus expectativas en la segunda estrofa, lo único que ella puede hacer es gritar y esperar el veredicto de un sistema que es a la vez “un juez” (verso 12) y “un testigo sin misericordia” (13). La mujer soltera se encuentra totalmente desempoderada por las expectativas del matrimonio y embarazo. Es especialmente significativo el gran impacto que dichas expectativas y actitudes patriarcales tienen en el pensamiento de la mujer: ella está tan preocupada por las normas sociales que las internaliza y las transforma en sus propios deseos. De hecho, cuando está en su cama, lo único en que puede pensar son “diálogos y hombres inventados” (19), es decir, está deseando lo que la sociedad quiere que desee. La doble repetición de “no poder” en la quinta estrofa subraya una vez más el desempoderamiento de la mujer soltera a manos de una ideología patriarcal que la presiona a alinear sus deseos sobre su propio futuro al ideal del matrimonio.

Y este espacio — sin poder, sin autodeterminación — se convierte en un espacio profundamente vacío, un espacio inválido. El sueño de tener marido no fue su propio pensamiento, sino que se le fue transmitido por la sociedad. Eso nos indica claramente el uso de “se” impersonal en la frase “el vacío se puebla” (17). Además, en la construcción sintáctica falta un agente semántico, como si la acción verbal se realizara por sí misma, de una manera que la soltera no puede controlar. Este vacío es así mismo un vacío “trágico”, como indica la crítica Nuela Finnegan, porque delinea “una sociedad en la que el matrimonio se considera como la única opción para las mujeres” (118). La formulación de la “Jornada” en tercera persona expresa también una verdad profunda sobre la soltera: no tiene control sobre su propia historia. La tercera persona del poema, tanto como terceras personas en la sociedad, le roba a la soltera una voz propia y autónoma, absorbiéndola en una consciencia colectiva. Con todo esto en mente, podemos detectar en el último verso del poema una nota de ironía: su sonrisa ante la realidad de un día nuevo es una sonrisa que revela tristeza y una soledad profunda. En este poema, el estigma social de ser soltera se convierte en una soledad e invalidez personal.

¿Significa esto que la situación de la soltera es un callejón sin salida? Hay quienes critican el “horrible” poema de Castellanos por su tono demasiado polémico que “nos hace pensar en cuál fue el objetivo con el que se escribió” (“El horrible poema”). Aunque la realidad capturada por Castellanos es bastante triste, debemos reconocer que también hay algo de optimismo latente en el poema. Como ya hemos demostrado, la historia de la soltera es una realidad cotidiana de la que no se habla y que no se registra en el discurso público, sino que se borra activamente de la conciencia social. El poema, al capturar la jornada de la soltera con todos los detalles inconvenientes que pertenecen a ella, lucha contra la borradura del sujeto de la soltera. Castellanos visibiliza los problemas a las que se deben enfrentar las mujeres sin maridos, indicándoles a ellas que les entiende, que sus preocupaciones le importan a ella, que sus luchas y desafíos diarios sí se notan. En ese sentido, hay esperanza de que, al leer el poema, más personas reconozcan lo tóxico que pueden ser las expectativas sociales y podamos todos intentar dar un paso más adelante. 

Lo más importante que destaca la “Jornada” es que la soltería no es solo una situación (no) amorosa, sino un marcador social de vergüenza, desolación e impotencia. Mediante un uso sutil de las figuras retóricas y las metáforas llenas de connotaciones provocativas, Castellanos saca a la luz un tipo de mujer que no se ajusta a las normas, que sufre por el prejuicio de la sociedad, cuya vida está escrita por las expectativas y los estigmas del sistema patriarcal que la rodea. Aunque su situación es lamentable, todavía sí hay esperanza. Al visibilizar a las mujeres marginadas, Castellanos les da por fin un tipo de legitimidad, dignidad y validación que se merecen, y del que lamentablemente han sido privadas por demasiado tiempo.

[1] Según algunos críticos esta obra marca en la poesía de Rosario Castellanos una transición hacia un enfoque más profundo en la temática social. Muchas gracias al revisor anónimo por esta observación. 

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Obras citadas

De Beauvoir, Simone. El Segundo Sexo. 1949, https://tallerfeminista.files.wordpress.com/2011/01/simone-de-beauvoir_el-segundo-sexo_introduccic3b3n.pdf

“El Horrible Poema Sobre Las Solteras De La 'Feminista' Rosario Castellanos.” Nueva Mujer, 25 May 2016, https://www.nuevamujer.com/todos/2016/05/25/horrible-poema-solteras-feminista-rosario-castellanos.html

Castellanos, Rosario. Meditación En El Umbral: Antología Poética, FCE, México, 1985.

Finnegan, Nuala. “Rosario Castellanos (1925–1974).” A Companion to Latin American Women Writers, edited by Brígida M. Pastor and Lloyd Hughes Davies, Boydell & Brewer, 2012, pp. 105–122.

Kristeva, Julia. “El Tiempo De Las Mujeres.” 34/44, vol. 5, 1979, pp. 5–19. 

Mackintosh, Fiona. “Close-Reading of ‘Jornada De La Soltera.’” University of Edinburgh. Spanish 1B Castellanos Lecture, 2020, Edinburgh, Scotland. 

Martija, Jorge. “El Continente Oscuro.” Información, Editorial Prensa Alicantina, 27 April 2017, https://www.informacion.es/opinion/2017/04/27/continente-oscuro-5948366.html

Castellanos, Rosario, and Elena Poniatowska. “Prólogo.” Meditación En El Umbral: Antología Poética, FCE, México, 1985, pp. 7–27. 

Vergara, Gloria. “Mujer De Palabras: Las Contradicciones Identitarias En La visión poética De Rosario Castellanos.” Clepsydra, vol. 6, 2007, pp. 11–23.

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