Una realidad equivocada

Shelby Jones, Westmont College

¿En qué consiste la realidad? ¿Quién determina lo que constituye la vida? Estas preguntas metafísicas han sido un tema frecuentemente explorado por varios autores latinoamericanos. El escritor argentino, Jorge Luis Borges, a menudo cuestiona los rasgos de la realidad y escribe Ficciones con esta mentalidad escéptica. Sus cuentos son ficciones pero todavía abordan las cuestiones metafísicas del mundo real. De una manera alarmante Borges nos hace contemplar nuestro conocimiento del mundo. Aunque se ve una separación distinta entre el ensueño y la existencia real, Borges reconoce la verdadera mezcla peligrosa del sueño y la realidad en el subconsciente humano y aborda este concepto metafísico en su cuento, “Las ruinas circulares”. Introduce una mezcla de ideas filosóficas en este cuento, incluyendo varios conceptos de la epistemología. El crítico, Juan Nuño asegura que “no cabe la menor duda de que lo que pinta Borges es una pesadilla metafísica” (Nuño 142). En este cuento, Borges mezcla la realidad y el sueño para expresar la ignorancia del hombre que cree saber lo que es la realidad por haberla creado con su propio poder. Borges explora la ignorancia, el desengaño y el conocimiento limitado del hombre por medio del personaje principal que vive motivado por su propósito de soñar a un hombre, creer que es superior, y crear una distancia entre él y el mundo.

La trama de “Las ruinas circulares” en sí alude a la idea de que el hombre[1] no tiene una comprensión acertada de la realidad. Un mago llega a unas ruinas circulares con la intención, con el impulso incontenible, de crear a un hombre por medio del sueño. Se esfuerza en este intento, con varios fracasos, pero eventualmente termina con un solo ser. Con este “hijo del sueño”, el mago se siente muy orgulloso. Al final del cuento, el mago, frente a su propio final, encuentra que también ha sido soñado por otro ser superior. Borges usa este argumento para mostrar la confusión que resulta cuando los contenidos mentales, como el sueño, se mezclan con nuestra percepción de la realidad. El mago tiene confianza de que soñar es crear y lo hace “por determinación de la voluntad” (Borges 62). Esta habilidad de manipular el sueño para producir algo real crea una confusión en la mente del mago en cuanto a su entorno metafísico.  Este acto propio de un ser superior, lo convence sutilmente de que su capacidad para crear a otro ser humano le permite tener un conocimiento completo de la realidad. Aunque eventualmente logra su propósito, y de su imaginación nace un hombre, no significa que alcanzara tal conocimiento porque él mismo vive en un sueño.

Bajo esta perspectiva se podrá decir que Borges tiene éxito en mostrar que “la fuerza del mentalismo es tal que no está asegurada la separación entre alucinación y percepción, entre visión y sueño” (Nuño 138). Este concepto filosófico tiene raíces en la teoría de Descartes conocida como “la hipótesis del sueño” (Defez 1).  Aunque el mago parece tener el poder de dedicarse al sueño y escoger entre este mundo y la realidad, encontramos que, en realidad, toda su vida ha sido un sueño. Entonces realmente no hay una distinción verdadera en la vida del mago. Esta observación concuerda con la idea de Descartes que subraya que “no hay ninguna característica de nuestros contenidos mentales que marque la diferencia entre vigilia y sueño” (citado en Defez 4).

Descartes escribió mucho sobre la confusión entre los mundos del sueño y la realidad, y “Las ruinas circulares” actúa como un espejo ficticio para esta teoría del sueño. Descartes escribe: “we must allow that corporeal things exist. However, they are perhaps not exactly what we perceive by the senses, since this comprehension by the senses is in many instances very obscure and confused…” (Gallagher 39). Descartes reconocía que es difícil definir lo que es real porque los sentidos pueden engañarnos. Otro filósofo, Immanuel Kant también teorizó que“we can only know things as they appear to us, not as they are in themselves” (citado en Landesman 151). Donald Leslie Shaw resume estas observaciones bajo una perspectiva distinta, explicando que el hombre suele, “select from the flux of sense-impressions those which it is comfortable to live with, screening out, as far as possible, the rest” (citado en Swanson 31). Cuando el mago está contemplando la identidad de su hijo, dice, “No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro hombre ¡qué humillación incomparable, qué vértigo!” (Borges 68). Con estas palabras se ve que el mago es capaz de entender la gravedad de tal situación, pero ciegamente descarta esta verdad inquietante en su propia vida.

La ignorancia del mago sobre la realidad se manifiesta en sentirse superior a su creación. De hecho, Borges describe que el hombre tiene que escoger “un alma que [merece] participar en el universo” (Borges 63). Daría igual decir “participar en su universo” porque el mago cree en su superioridad y en que tiene derecho a decidir quiénes forman la humanidad. En su aparente posición de superioridad, el hombre forma a un ser en su propia imagen, pero el protagonista y el lector eventualmente se dan cuenta de que no posee esta supremacía y que es una mera apariencia. He aquí un caso del ‘falibilismo’ que propone que ningún humano es capaz de saber algo seguramente, que no se puede confiar completamente en las interpretaciones de las percepciones (Lehrer 44). Tanto los sentidos como los pensamientos componen estas percepciones engañosas.

La confusión acerca de lo metafísico resulta en un personaje que vive en una realidad parcial porque confía en su entendimiento falso de su existencia. Al final del cuento el mago encuentra “con alivio, con humillación, con terror… [que] era una apariencia, que otro estaba soñándolo” (Borges 69). Este descubrimiento sorprendente afirma que la confusión entre el sueño y la vida real se basa en su conocimiento equivocado. De hecho, el propósito del mago, su sentimiento de superioridad, y la desconexión que siente del mundo son percepciones falsas que crean un conocimiento falso y por lo tanto resultan en una ignorancia total.

Además, Sharon Sieber ha notado la presencia de una naturaleza jerárquica de lo fantástico en la obra de Borges (Sieber 1). En este cuento, el hombre cree en una jerarquía falsa de seres que extiende la confusión metafísica. En su mundo de ensueño, él es la cabeza de esta jerarquía de creación, pero en la realidad es el producto del sueño del otro y está siempre bajo su control. Nunca se atreve a dudar de su propia existencia. El mago manda a su “hijo irreal” (Borges 67) a otro lugar para que no sepa que es un ser soñado y esta distancia física es la manifestación de la distancia metafísica entre los creadores y los creados. Asimismo, Borges escribe de manera que es indefinible la extensión de la cadena de personas que siguen soñando a otros seres nuevos. Por ejemplo, es posible que haya otro ser que ha soñado al sonador del mago. Descartes notó la posibilidad de un proceso similar y que “todo podría ser solo un mero flujo de imágenes mentales proporcionadas por un superordenador” (citado en Defez 4). Así vive el mago en “Las ruinas circulares”, viviendo una vida marcada por la actividad mental y bajo el poder de un ser superior.

El caos metafísico del cuento se hace aún más complejo cuando Borges escribe de las alucinaciones del mago. En un momento del cuento, se despierta después de pensar que ha soñado extensivamente a unos alumnos y “[comprende] que no había soñado” (Borges 64) en absoluto. Se confunden sus alucinaciones en la realidad con su sueño y “hay que admitir, en rigor, que el mago vive una existencia basada exclusivamente en el mundo espectacular de su mente” (Arango 252). Dice que había alucinado en vez de soñar, pero al revisar el cuento, sabemos que toda la vigilia del mago es un sueño. Debe existir alguna separación entre las alucinaciones y la realidad, pero no la encontramos. Para el mago, la actividad mental lo consume tanto que llega a interpretarla como su fuera la realidad. Este suceso nos hace cuestionar: ¿Cuál es la diferencia entre la alucinación y el sueño en este cuento o más importante, en la vida de todos?

El título del cuento alude a la naturaleza cíclica de la mente humana que trata de entender la realidad, revelando las limitaciones de nuestros conocimientos.[2] Muchos intelectuales han buscado una certeza en cuanto al conocimiento humano por la teorización filosófica. Tanto Kant como Descartes exploraron los límites del conocimiento. Hemos visto que “la intención [de Descartes] era simplemente aclarar la situación epistémica de los seres humanos” (Defez 2) y Kant afirmó que las percepciones no necesariamente nos ofrecen una imagen completa de la realidad. Estos filósofos y la humanidad en general suelen creer en una estructura fija de lo que es la realidad y por eso, no hay espacio para creer en algo que no coincide con esta estructura mental.

En la obra de Borges, “the world appears…as an unresolvable labyrinth, as a construction too abstruse and complex to be grasped by humans, as an incomprehensible and uninhabitable architecture” (Solé 858). Como el mago, vivimos en un mundo incomprensible y aunque intentamos entender la realidad, solemos razonar en “círculos”, enfocándonos en lo que ya sabemos sin lograr un entendimiento fuera de la estructura mental ya establecida por nuestros antepasados. Por la experiencia del mago, Borges muestra la posibilidad de ser engañado por las capacidades que tenemos como humanos. En contraste con los filósofos famosos que buscaron una certeza, encontramos que, a pesar de ser influido por ellos, Borges no le asegura ninguna certeza al lector, sino que pretende iluminar los límites del conocimiento (Landesman 109). El lector termina el cuento pensando en círculos, reflejando en el pensamiento establecido en las estructuras mentales a lo largo de los siglos y las percepciones crudas que quizás nos están engañando. Borges revela que la estructura de la mente está en ruinas porque no nos asegura una interpretación verdadera de la realidad. ¿Se puede transformar esta estructura fútil de la mente o estamos atrapados para siempre como el mago dentro de las ruinas circulares del pensamiento?     

[1] Cuando me refiero al personaje principal de “Las ruinas circulares”, usaré “el hombre” y “el mago” de ahora en adelante. Referencias a la humanidad en general se harán por otros medios.

[2] Quiero agradecer a la Dra. Dinora Cardoso por nuestras discusiones sobre el texto y su perspicacia sobre las diferenctes ediciones. 

Works Cited: 

Arango, Guillermo. “La función del sueño en ‘Las ruinas circulares’ de Jorge Luis Borges.” Hispania. American Association of Teachers of Spanish and Portuguese, 1973: 249-254. Web.

Borges, Jorge Luis. Ficciones. Buenos Aires: Emece Editores, 1956. Print.

Defez, Antonio. “Unamuno, Descartes y la hipótesis del sueño.” Universitat de Girona. Web.

Gallagher, Kenneth. The Philosophy of Knowledge. New York: Sheed & Ward, 1964. Print.

Hofstadter, Douglas R. and Daniel C. Dennett. The Mind’s I. New York: Basic Books, Inc., 1981. Print.

Landesman, Charles. An Introduction to Epistemology. Massachusetts: Blackwell Publishers Inc., 1997. Print.

Lehrer, Keith. Theory of Knowledge. Boulder: Westview Press, Inc., 1990. Print.

Nuño, Juan. La filosofía en Borges. Barcelona: Reverso Ediciones SL, 2005. Print.

Shaw, Donald Leslie. “Jorge Luis Borges: Ficciones.” Landmarks in Modern Latin American Fiction. Ed. Philip Swanson. New York: Routledge, 1990. Print.

Sieber, Sharon. “Time, Simultaneity, and the Fantastic in the Narrative of Jorge Luis Borges.” Romance Quarterly.51.3 (2004): 200-211. Web.

Solé, Carlos. Latin American Writers. New York: Charles Scribner’s Sons, 1989. Print.

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