La rebeldía de Lorca contra las normas españolas

Freya Plower, Kennesaw State University

Al examinar el punto de vista histórico español hacia la homosexualidad se ve una actitud muy negativa y opresiva consistemente apoyada por las instituciones religiosas, jurídicas y sociales.  En esta sociedad intensamente conservadora, que percibe a los homosexuales como pecadores y enfermos, varios castigos legales y sociales existen que efectivamente fuerzan la negación de esta orientación sexual. Teniendo en mente el pensamiento de la época—España de los años veinte y treinta—sobre la homosexualidad, el poeta, Federico García Lorca debe afrontar no solamente su preferencia sexual en una sociedad que no la acepta, también tiene que esconderla.  Para Lorca, estas opresiones externas y represiones internas constituyen una prisión personal de la cual debe liberarse.  Es esta crisis interior que da luz a “la voz secreta” que emerge como portavoz de “la cultura homosexual” en su poesía  (Sahuquillo 24).  En este estudio, voy a hablar sobre la marginación propuesta contra los homosexuales en España durante el siglo XX por medio de estas normas aceptadas en términos sociales, religiosas, legales y médicos y también la reacción—o sea la rebeldía—de Lorca contra ellas que se manifiesta en sus poemas Oficina y Denuncia y Oda a Walt Whitman de la colección Poeta en Nueva York. Para entender varias obras escritas por Lorca, es necesario entender la sociedad en que vive. 

A lo largo del siglo XX, España es todavía un país muy conservador en el sentido que la ley, la iglesia y la opinión pública son muy estrechamente ligadas.  Al centro del sistema de valores están la familia y la religión en los términos más tradicionales: el rol del hombre es el de ser padre y esposo—no de tener amantes del mismo sexo.  Durante esta época, en España varios cambios sociales y políticos tienen lugar y el sentimiento general de parte de la gente conservadora es lo siguiente:  “hay que establecer un radical contraste entre los sexos para que los hombres no parezcan mujeres, y las mujeres hombres” (Cleminson 125).  En resumen, los homosexuales no concordan con lo que la sociedad considera como norma.  Es lógico, entonces velarse la homosexualidad, no solamente para lograr la aceptación de los otros, pero también para tener la capacidad de sostenerse desde un punto de visto financiero.  En pocas palabras, esconder la sexualidad es necesario para sobrevivir.

La mentalidad hacia la homosexualidad no había cambiado mucho desde la persecución que tenía lugar durante la Inquisition en el siglo XV.  Según el documento, La enseñanza de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad, “el acto homosexual es un pecado objetivamente grave...en las Sagradas Escrituras están condenados como graves depravaciones e incluso presentados como la triste consecuencia de una repulsa de Dios” (Vida Humana). La falta de una separación entre los mandatos de la Iglesia Católica y las leyes del estado en España, contribuye más a los desafíos sociales que los homosexuales debían afrontar.

Históricamente, leyes muy estrictas contra la homosexualidad existen en España.  Según varias fuentes, Lorca comprende la seriedad de ser homosexual no sólo en términos sociales, pero también en términos legales.  Es dicho que el destino—la encarcelación—del escritor irlandés, Oscar Wilde, es una preocupación de Lorca, serviendo como ejemplo de la injusticia que los homosexuales sufren a las manos del sistema jurídico (Stainton 1).  Al examinar la siguiente Ley de 4 de agosto 1933 de Vagos y maleantes, Art. 6, 2 se ve la manera profunda en que la vida puede cambiar si uno fuera acusado y castigado por ser homosexual:

A los homosexuales, rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales y a los que viven de la mendicidad ajena, explotan menores de edad, enfermos mentales 
o lesionados, se les aplicarán, para que las cumplan todas sucesivamente las medidas siguientes:
a)  Interado en un Establecimiento de trabajo o Colonia agrícola.  Los homosexuales a esta medida de seguridad deberán ser internados en instituciones especiales y en todo caso con absoluta separación de los demás.
b)  Prohibición de residir en determinado lugar o territorio y obligación de declarar su domicilio.
c)  Sumisión a la vigilancia de los Delegados 
     (Ugarte Pérez).

Es muy claro, entonces, que hay una marginación propuesta contra los homosexuales en esta época.  Además, es muy claro que ser abiertamente homosexual corre el riesgo de padecer castigos muy graves.

Sin embargo, la mala caracterización de la homosexualidad no viene solamente de la Iglesia católica muy conservadora y el sistema legal, sino también está apoyada por la comunidad médica.  Dado el interés en el nuevo campo de psiquiatría al principio del siglo XX, hay otra manera de comunicar al público que la deviación de los homosexuales tiene sus raíces en una indisposición mental.  “No debe mirarse a los invertidos como seres despreciables; los invertidos son enfermos;  la mayoría enfermos psíquicos y neuroticos.  Puede pues, intentarse su curación;  la ciencia dispone de medios adecuados para ello” (Cleminson 125).  Por todos lados, ser homosexual crea obstaculos a vivir una vida “normal”.

Finalmente, desde un punto de visto familiar, Lorca siempre tenía una relación muy estrecha con toda su familia, pero seguía escondiendo su identidad sexual: él quería su aprobación a casi todo costo.  Según Gibson, el éxito profesional y romántico—con las mujeres—que tenía su hermanito ‘más bonito’ era una fuente de molestía para Federico dado su propia falta de relaciones y su carrera torpe (156).  De hecho, casi cincuenta años después de la muerte de Lorca, su familia todavía tiene dificultades en hablar sobre este aspecto de su personalidad (Garlinger 709-710).  La cuestión que queda entonces es, ¿cómo es posible expresar su propia identidad y sexualidad en un ambiente opresivo y de tantas prohibiciones?

Sería casi imposible vivir una vida de autorepresión sin ningún remedio para los demonios que torturan a Lorca: la poesía es su relievo.  A lo largo de su carrera literaria, Lorca expresa sus sentimientos hacia su propia homosexualidad que, a veces, vacilan entre frustración, secreto, ambivalencia, contemplación, provocación, autoaceptación y melancolía.  Al leer su poesía es posible ver una cierta evolución personal de un hombre completamente frustrado con su condición obligatoria de esconder este aspecto importantísimo de su vida. 

Entre las colecciones de poesía que preceden a Poeta en Nueva York, Lorca retrata varias fases de su desarrollo personal.  En su poesía temprana Lorca trata el tema del amor heterosexual en que su amor es siempre rechazado.  Él se queda herido con la impresión que las mujeres lo encuentran poco atractivo y chapucero y se compara a amantes frustrados como Don Quixote y Cyrano de Bergerac.  En este período de su poesía temprana hay temas de impotencia, de desaliento y de desesperación completa que se repiten (Gibson 70-71).  Aunque son breves y pocas, sus primeras experiencias con el sexo opuesto dan luz a la frustración del amor que corre a lo largo de su poesía.  

De hecho, es probable que Lorca ya sepa al nivel más profundo la verdad de su propia homosexualidad.  En una de sus cartas escrita a Adriano del Valle fechada 1918, Lorca dice que finge un matiz sexual, “que no es la verdad de mi corazón...veo delante de mí muchos problemas, 
muchos ojos que me aprisionan” (Sahuquillo 20).  Los poemas de la colección de Suites, escritos en 1923, exploran más profundamente su identidad sexual y su destino dado su papel atradicional.  A la edad de 25 años, Lorca está llegando a un acuerdo con su verdad inevitable:  
es homosexual.  Según Quance, en Suites, Lorca no confronta directamente la cuestión del deseo homosexual, sino las metas tradicionales del matrimonio y la paternidad—dos cosas que le van a eludir si escoge seguir sus verdaderos impulsos (traducción del inglés por Freya Plower 399).
Después de un periodo de éxito en el teatro español, Lorca dice, “todo me parece lamentable en mi poesía...no he expresado ni puedo expresar mi pensamiento.  Necesito irme lejos” (Sahuquillo 21).  En 1929, toma la decisión de ir a Nueva York.  La distancia entre él y su familia y también la sociedad muy estricta española le permite empezar a expresar su “propia y verdadera persona” por su poesía (Sahuquillo 21).  En los poemas de la collección de Poeta en Nueva York, se puede ver el desarrollo de símbolos y del lenguaje que pertencen a “la cultura homosexual.”  Según Sahuquillo, “una de las características principales de la cultura homosexual es que no es evidente” (29).  Además, el lenguaje empleado por Lorca no es simple ni directo, sino complicado: sirve para confundir al lector y por eso continúa escondiendo el contenido homosexual a aquellos que no lo buscan.  

Desde mi perspectiva, a la superficie, los poemas de Poeta en Nueva York, parecen ser sólo una crítica de la sociedad capitalista americana.  Es verdad que a Lorca le turban la pérdida del individualismo, la pobreza y la opresión de los grupos marginados en América como los negros y los trabajadores (Sahuquillo 77-78).  Sin embargo, hay otro grupo marginado de quien Lorca escribe en términos menos obvios: los homosexuales.  En la poesía de esta colección, el significado subyacente se manifiesta por símbolos típicos de la poesía lorquiana: es decir las asociaciones normales que tienen estas palabras se convierten en algo completamente diverso en la poesía de Lorca con respecto al mundo homosexual.

Al leer el poema, Oficina y Denuncia, se entiende una fuerte crítica de la vida frenética que es la experiencia típica en la grande ciudad.  La ciudad se sostiene por el sufrimiento de los animales que dan su sangre para que los otros sobrevivan.  El vínculo que Lorca tiene con los animales y su rol sacrificatorio en la sociedad le empuja a emplear muy frecuentamente comparaciones entre ellos y los homosexuales y a la vez efectuar un contraste con la mitad heterosexual.  Los animales representan la mitad que la gente ignora “la otra mitad, la mitad irredimible” (García Lorca 204).  ¿Qué tiene que ver los animales con la otra mitad y quiénes son?  Según Sahuquillo, “la otra mitad refiere a los homosexuales que...fueron marginados de la sociedad.  El hecho que son irredimibles tiene base en la enseñanza de la iglesia católica: ellos son irredimibles puesto que no pueden dejar de ser lo que son” (105).  De hecho, en este momento de su carrera literaria, la rebeldía de Lorca contra “el Dios cristiano está muy desarrollado”.  Dado que su sexualidad es considerada un pecado contribuye a “la tensión entre los valores de la iglesia y los del eroticismo prohibido”.  La verdad es que Lorca “no quiere ser remedido de sus ‘pecados’” (Sahuquillo 106).  Al contrario, Lorca está proclamando su solidaridad con los irredimibles.

Continuando con este argumento de los irredimibles, Lorca utiliza la imagen de la paloma que tiene su propio significado en la religión cristiana, “La paloma lorquiana no da cuerpo al Espiritú Santo, sino al espiritú del amor homosexual” (Sahuquillo 164).  Como hacen los ratos, los maricas salen en racimos de las alcantarillas.  Según Sahuquillo, Lorca sabe que la gente no distingue entre un homosexual a otro:

“Ratoneras” y “Palomas” son una variante de una misma cosa.  Estamos pues ante una sexualidad “peligrosa y repugnante” como la de las ratas que es al mismo tiempo “pura” y “lasciva,” como una paloma.  Sus enemigos abundan, la gente quiere confinarla a las alcantarillas, Roma se orina sobre ella, y la ley declara que no pertenece a nuestra cultura y entorno social.  Se trata de la sexualidad del Otro, no la nuestra (164).  

En pocas palabras, si fuera posible la sociedad se desasociaría completamente del mundo homosexual.  Otra vez como los “cuatro millones de patos” y las “vacas estrujadas” en Oficina y Denuncia, las “ratas grises” y “las palomas” en Oda a Walt Whitman sufren por los daños que les inflige la mitad “normal”.  El sufrimiento que los animales soportan—en particular la palomas—expresa la noción de su martirio: son víctimas de los “maricas asesinos”.  

Por causa de esta marginación que se siente, en mi opinión, Lorca aprovecha de la oportunidad de tratar abiertamente el tema de la homosexualidad en Oda a Walt Whitman durante su estadía en Nueva York: por lo menos está lejos de las presiones sociales las cuales se ha acostumbrado en España.  Parece extraño, entonces, que al mismo tiempo Lorca escoge criticar a los homosexuales.  Quizás, sea una indicación de su conflicto interior con respecto a su sexualidad (Gibson 298).  El poeta dirige un fuerte juicio contra los homosexuales que se comportan en maneras que efectivamente denigran la imagen de la homosexualidad por lo general.  De hecho, esta obrapropone un mensaje bastante negativo en cuanto a ciertos aspectos de la comunidad homosexual: Lorca no quiere asociarse con los homosexuales que “imitan a las mujeres, o a cierto tipo de mujeres”, es decir, los “maricas” (Sahuquillo 118).  Para Lorca, este contraste entre “los maricas” y “los puros” sirve para clarificar la existencia de una verdadera distinción entre una relación homosexual que consiste solamente en el “placer carnal” y una relación basada en “la emoción profunda” (Garlinger 723).

Además, desde un punto de vista técnico, John Walsh afirma que Lorca trata de alinear la métrica con el modelo noble de la homosexualidad de Walt Whitman y la falta de la métrica cuando habla de los maricas.  Quiere decir que sus versos que exaltan a Whitman son alejandrinos y en contraste los versos que hablan de los maricas no tienen ninguna métrica: la belleza versus lo repugnante (Garlinger 723).  En el poema, los maricas impuros aparecen “agrupados en los bares/temblando entre las piernas de los chauffeurs/o girando en las plataformas del ajenjo” (García Lorca 221).  Con estos versos, el poeta evoca imágenes sucias de una clase de personas pervertidas que contrasta a la de Walt Whitman quien encarna la “hermosura viril” y que representa la imagen noble de la homosexualidad que Lorca quiere mostrar al mundo.  

A pesar de esta fuerte maldición de “los maricas” en Oda a Walt Whitman, Lorca se impone como la portavoz de “la cultura homosexual”.  Este poema ejemplifica su deseo de anunciar al mundo ‘la verdad de su corazón’, de este modo rebelando contra las expectativas de la sociedad española que requiere el silencio de la comunidad homosexual (Sahuquillo 21).  En su Oda, Lorca explora y exalta audazamente el amor homosexual como uno tan digno como el amor que existe entre los heterosexuales.  El amor homosexual en este poema es descrito sin vergüenza y sin promiscuidad.  En su presentación y en contraste con la opinión pública española y con la imagen estereotípica de los maricas, las relaciones entre hombres homosexuales no son siempre aventuras sordidas con que se asocian el sadomasoquismo, la prostitución varón y la explotación de los jóvenes.  El amor de los homosexuales puede ser puro—eso es el amor que tiene Lorca (Gibson 297-298).  Whitman, en los ojos de Lorca, es el “Apolo virginal”: su persona y su homosexualidad representan una belleza ideal, la verdad y la fuerza como Apolo sí misma.  Además el uso de la palabra “virginal” connota la noción de la pureza que Lorca vincula con el amor homosexual (Sahuquillo 118).  Whitman es retratado como el “anciano hermoso como la niebla...enemigo del sátiro, enemigo de la vid, y amante de los cuerpos bajo la burla tela” (García Lorca 220).  En resumen, como Lorca, Whitman rechaza las relaciones sucias y perversas y elige las relaciónes basadas en la emoción.  A pesar del hecho que ‘Lorca evitó siempre mencionar la palabra, homosexual, en su vida pública y en su obra,’parece que en este caso, Lorca trata de validar el amor homosexual a sí mismo, al mundo y, a la vez, provocar la reconsideración de estas generalizaciones con respecto a la cultura homosexual (Garlinger 711). 

Los estudiosos frecuentemente justifican el silencio de Lorca por las limitaciones sociales opresivas de España en el siglo XX: la voz del homosexual es siempre silenciado (Garlinger 711).  Varios factores sociales, religiosas, legales y “científicos” contribuyen a esta incapacidad de los homosexuales de expresar su verdadera sexualidad y de lograr una existencia exitosa dentro los confines de la sociedad tradicional española dirigida por la unión de la Iglesia católica y el gobierno muy conservador que castiga y marginaliza a los homosexuales en todos los sentidos.  Como consecuencia, el retrato resultante de Federico García Lorca que emerge es uno de un hombre frustrado que sufre en silencio, luchando dentro de sí mismo con su crisis interior y la falta de opciones disponibles a los homosexuales de su época.  Para Lorca, su poesía es su único realce.  Los poemas, Oficina y Denuncia y Oda a Walt Whitman, escritos en Nueva York, representan un momento de liberación de la autorepresión que le había atormentado por mucho tiempo en España y, a la vez, constituyen una declaración rebelde de su verdad personal al mundo.

Works Cited:  

Cleminson, Richard.  “The Review Sexualidad (1925-28), Social Hygiene and the Pathologisation of Male Homosexuality in Spain.”  Journal of Iberian and Latin American Studies  6.2  (2000):  121-129.

García Lorca, Federico.  “excerpt pages.” in Poeta en Nueva York.  Madrid: Ediciones Cátedra, 2003.  203-205.

García Lorca, Federico.  “excerpt pages.” in Poeta en Nueva York.  Madrid: Ediciones Cátedra, 2003.  219-224.

Garlinger, Patrick Paul.  “Voicing Untold Desires: Silence and Sexuality in Federico García Lorca’s Sonetos del amor oscuro.”  BSS, LXXIX (2002):  709-730.

Gibson, Ian.  Federico García Lorca.  Great Britain:  Faber and Faber Limited, 1989.

“La enseñanza de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad.”  Vidahumana.org. 22 Sept. Vida Humana Internacional  <http://www.vidahumana.org/vidafam/iglesia/Homosex.html> (22 Sept. 2007).

Quance Roberta.  “The Trouble with Gender in Lorca’s Suites:  “Surtidores.”  Hispanic Review.  Autumn 2006:  397-416.

Sahuquillo, Ángel.  Federico García Lorca y la Cultura de la Homosexualidad Masculina.  Alicante: Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert,”  1991.

Stainton, Leslie.  “From Lorca: A Dream Life.”  American Poetry Review 28.4  (1999):  33-47.

Ugarte Pérez, Dr. D. Francisco Javier. Represión de la homosexualidad bajo el franquismo. Course home page.. Dept. de Filosofía, Universidad de la Rioja. Sept. 16, 2007. <http://www.uc3m.es/uc3m/gral/ES/ESHU/Represion.doc>

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